27 julio 2008

Raul Gómez Jattin
Y de lo que me lleva a él de nuevo

Me lo enconté una mañana sin mucho oficio en la feria del libro del 2004. Me lo encontré porque necesitaba encontrarmelo, tal vez lo estaba buscando, y asi como me encontré con Andrés Caicedo a los 10 años ahí estaba él 10 después, no en persona, seguramente me habría enamorado, sino en un libro que, digamos, trataba de contar su historia.

De ahí no hay mucho que decir, me casé como me caso siempre, y es inexplicable como, contario al pensamiento de uno que otro iluso, es él quién me viene a la memoria cuando empiezo con el tema de los amores decididos, es él quién ha influenciado el discurso que no haré público, y si, obvio está lejos de ser de antología pero es mio, es mi referente favorito, de esta tierra, del amor, de lo desvalido, del loco, del perdido, pero sobre todo, de la soledad.

22 julio 2008

Lo que pienso del conflicto armado colombiano
Parte I

Esta mañana en la NQS había un mensaje “Felíz Día” hecho por diez policías bachilleres, de los diez ocho tenían una camiseta blanca con cada letra de la frase impresa y los otros dos uniformados eran, supongo, las comillas de la frase.

Me arrancaron una sonrisa no por el mensaje, sino por la alegría de verlos ahí, en medio de la ciudad. Me imaginé a sus madres tranquilas contándole a sus amigas la nueva misión del hijo que está prestando servicio en la ciudad, no en el monte donde le puede pasar cualquier cosa.

Esas son las relaciones extrañas que hace mi cerebro, porque a diferencia de muchos, no me voy a poner a criticar la política de la policía, ni a la institución, por poner a los muchachos a hacer eso mientras hay tanto robo en la calle, no tomo posición frente a eso porque no me interesa, porque yo tampoco tuve un hijo para mandarlo a la guerra.

Es el razonamiento que hacía mientras la noticia de la liberación de los secuestrados me llegaba a través de la voz de una amiga mientras estaba en el corazón de Boyacá. También sonreí, no por Ingrid, ni por lo que políticamente pudo significar el hecho, sino porque las madres podrían ver a sus hijos, los hijos verían a las madres, y sólo Dios sabe que ese es uno de los momentos de felicidad de los que tanto hablan, así se produzca todos los días, no quiero saber cómo puede ser luego de tantos años.

Mientras mi amiga estaba feliz, yo miraba los sembrados de papa, sólo podía pensar "la vida sigue", y no voy a tener más hijos, por lo menos no varones, porque además de tener razones egoístas, como el tiempo, el dinero, no le quiero dar ni este, ni ningún hijo más a esta guerra de mierda.