07 noviembre 2009

De ser mujer, la cooperación y mi crisis
En vista de que he desistido de seguir utilizando la que durante último año fue mi mejor letrina, escribo varias reflexiones para que no se me olviden.

Es claro que el nombre de este blog es perfecto, Este lote no esta en venta evoca claramente lo que es esto un terreno que uno ve pasar por la ventana del carro y se pregunta “¿quién lo va a comprar si esta lleno de hojarasca?” bueno, todo tiesto tiene su arepa. Sin embargo, su dueña se empeña en no vender, y hacer aunque sea asado con tanta rama seca.

Así las cosas vengo a asar una idea que se me ocurrió en clase de Cooperación Rural. Durante los últimos días he tenido varias revelaciones relacionadas con mis orígenes, mi familia, las mujeres a mi alrededor, lo retrógrados que pueden ser algunos jóvenes machos, el silencio (sobre todo el mutismo), el perdón, la maternidad y la cooperación entre las mujeres. Todo esto resumido en esa idea mía relacionada con la imposibilidad de entender el mundo femenino si no se ha vivido en él.

Varias de mis amigas SUPER mujeres, dirán, no hay tal imposibilidad “todos sentimos lo mismo”, “yo soy como un niño” y estupideces que generalizan una condición que sin duda nos hace diferentes, muy diferentes, pero sobre todo privilegiadas.
Lejos estoy de ser una “feminista” como asegura mi querido compañerito de pupitre, porque no se que significa el termino y estas reflexiones nacen de una visión del mundo que me fue implantada desde la niñez.

Como este es un asado, que más bien esta empezando a tomar forma de sancocho de río, es importante aclarar que todo esta lleno de humo y es un caldo en desorden, porque carezco de metodología para cocinar y para otras artes que al parecer se me dan muy bien.

Hoy se retomó el tema de un encuentro de parteras (del que me gustaría tener información pero no la puedo encontrar) donde estas mujeres se reunieron a compartir experiencias, rescatando la anécdota de una partera en Buenaventura que tuvo complicaciones con un parto y llamó a través de su celular a una colega en Brasil y luego de una conversación de 40 minutos, a dos lenguas porque ninguna sabía el idioma de la otra, lograron salvar la vida de la mujer que daba a luz en el Pacifico.
Es una bonita anécdota, sí, pero sobre todo reveladora respecto a lo que he pensado en los últimos días, no conozco mejores cooperadoras, generadoras de redes, ni mejores gestoras que las mujeres, y saldrán los señores y me darán mil ejemplos, pues sí, pero no.

No es ninguna novedad los siglos de silencio, no confundir por favor con represión, del mundo femenino, el misterio de la menstruación, de la gestación y ni hablar del parto. Todo alrededor de los cambios físicos, el conocimiento que se transmitió de generación en generación, los mitos, las verdades, que sólo las mujeres conocen y siguen conociendo, conocimiento que durante mucho tiempo fue exclusivamente femenino … todo esta información que no podría existir sin la diligencia, capacidad de gestión, pero sobre todo, confidencialidad acuñada por todas durante mucho, mucho tiempo.

Dije al principio que esto es un sancocho, y mientras lo escribo se que no tiene coherencia pero no importa, porque esa anécdota sólo validó mi tesis (muy personal) respecto a todo lo que no se dijo durante generaciones y sigue sin decirse. Esta dinámica de ser la comprensiva, la silenciosa y tener sólo unos cartuchos en la pistola que ayuda a desahogarse, porque sino, son unas viejas locas.

Con los ojos abiertos como platos escuchaba a mi abuela contar como había perdido dos hijos por culpa de los golpes que le daba mi abuelo, y lo importante del relato que escucho desde que tengo uso de razón, nunca han sido los golpes, que al final pasa, sino por una parte contarme cuales son las diferencias entre un feto de un niño y el de una niña (que creo entre otras no existen, pero mi abuela dice que vio lo que vió) y por otra su tristeza por no poder haber llegado a termino con esos embarazos.

Con los ojos hechos charco escuchaba en silencio a mi amiga que sospecha que su compañerito de pupitre tiene otra y lo mejor es la conclusión a la que llega “mejor no le digo nada ¿qué dirá? Que estoy loca” y lo más probable es que sí, que diga eso, pero eso no es descalificación, no, es que lo mejor para nosotras, o el ideal es ser lo menos locas posibles. Bueno, a mi me sonó autosensura, de que además he sido participadota activa durante mucho tiempo, sin embargo siempre una mujer va a entender de lo que hablo, así el directo implicado ni se de por aludido del dolor que esta causando.

Tengo un hijo que vive besuqueando a su prima, la abraza y trata de consentirla, pero nunca la tiene en cuenta para juegos fuertes ¿por qué? No se porque sencillamente es así…entonces mi sobrina viene a bailar con nosotras y a hacer ojitos, porque con un año los sabe hacer muy bien.

Otra se pregunta cómo hace para aguantar sola, esta vieja y reconoce su “necesidad de macho” como un problema serio, que además no se debe notar pues porque una mujer nunca es necesitada. Otra aguanta al marido con enfermedad terminal, mientras su economía se cae alrededor.

Y podría seguir por siempre, sólo para seguir reafirmando que nacer niñas solo nos hace más fuertes. ¿Cuál igualdad de género? No creo que en aras de eso este interesada en perder esta superioridad.