Estoy perdida en el laberinto de mis sentimientos, del que no logro salir, que no puedo decifrar. La tristeza es un motor para escribir, lo he descubierto en múltiples ocasiones, no tengo ganas de escribir si estoy feliz, tampoco tengo ganas de hablar.
Hace mucho tiempo subí al carro de mi papá y tenía sintonizada una emisora de música en inglés, le pregunté por qué y me dijo que era porque queria pensar. Escucho música en un idioma que no entiendo, también quiero pensar, se me revuelven las historias, los años, la gente, los personajes, ya no se ni quién soy, que soy, para donde voy, de donde vengo, básicamente no tengo que pensar porque no se nada.
Margarita me da un abrazo, siempre me ha sido recibir afecto de personas ajenas a mi familia y la verdad tampoco se como darlo, quiero que sean las tres y media para llamar a Isaac.
0 Opinaron:
Publicar un comentario