Me veo como el abuelo subiendo y bajando del cafetal con bultos al hombro.
Ahora estoy abajo, la trocha que abrí no sirve, tengo que inventar otra.
Todo este tiempo he estado tratando de verme en los ojos de los otros, de
amarme con el amor de los otros, de entenderme con la paciencia de los otros.
Me he ocupado de los otros, he ayudado a los otros, he alimentado a los otros;
esperando a cambio que me digan quien soy. Con los otros he construido este
buen camino, que no es mío, es de nosotros.
Vuelvo a subir consciente de no poder ser otra, mis decisiones me han traído
hasta acá y me han hecho lo que soy. Ya no quiero ser otra, ni siquiera parecer
otra, ya no quiero negociarme, ni negociar a nadie. Quiero chuparme un bolis
mientras pienso como voy a llegar otra vez arriba.
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