Mi embarazo fue a los 22 años, tenía el pelo rosado y el mejor cuerpo que hasta hoy he ostentado. Mis conocidos calificaban como “brillante” a mi futuro y cuando anuncié a los “adultos” en mi vida las “buenas nuevas”, muchos me dijeron que mi vida se había acabado ahí,más de lo que esperaba, no entendían porque la gente seguía trayendo hijos al mundo a sufrir. feliz, me siento realizada, amada. Sentimientos que muchos no conocerán.
Estuve de acuerdo con sus observaciones: Ahora, seis años después, sigo estándolo, mi vida como la conocía terminó ahí, mi hijo definitivamente sufre y seguirá sufriendo, el mundo sigue siendo un lugar de mierda.
Respeto a quienes consideran la planificación y el aborto como una obligación con el mundo, también a quienes creen que los niños son engendros que no deberían existir. De hecho, esta es un postura responsable, socialmente, de moda, pero sobre todo, racional: Nunca salimos de la racionalidad, lo cual me encanta porque no hay otra forma de tener el control.
Tomar la decisión de tener un hijo parecía estúpida, necia y falta de inteligencia. Creo que así fue, porque la única variable que tuve en cuenta para decidir si quería tener a Isaac fue el consejo de una compañera de trabajo: “si usted decide tener ese niño sepa que el mundo se le va a venir encima, y que todos van a estar en su contra”. Pensé:“bueno, a la larga me gusta llevar la contraria”.
Una vez decidí tener a mi hijo, como una estúpida, necia y falta de inteligencia; fui feliz, ese sentimiento aún hoy sigue intacto. Me atrevo a decir que ha crecido con los años.
A veces escucho maldecir el hecho de ser madre, las entiendo, pero sobre todo, les tengo lástima, nunca sabrán el placer que se siente estar cumpliendo “el llamado de la naturaleza”. Procrearcomo un instinto animal y básico, luego, obviamente, se complica con todas las barbaridades de la especie humana. Pobres ignorantes de los placeres básicos.
Tener un hijo es el acto de mayor rebeldía que he perpetrado en mi vida, es lo más antisocial que he hecho y eso me hace feliz, me aburren las normas, los esquemas, el “deber ser” de esta podrida sociedad.
Tener un hijo fue y seguirá siendo mi mayor muestra de anarquía, de irresponsabilidad con la sociedad. Porque obviamente no estuve, no estoy, ni estaré preparada, ni el mundo es un remanso de paz para traer crías, pero soyinfinitamente
Como dice Flea en el video a continuación, “yo no le di vida a mi hijo, el me dio vida”. Lo siento mucho por quienes odian a los niños, pues odian vivir.
2 Opinaron:
Qué bonito... yo aún no tengo, por cobardía, creo, pero tengo tres sobrinos y, aunque ya están "grandes", siempre ha sido algo realmente especial; así que no puedo sino imaginar la felicidad que puede traer un hijo...un saludo...
Gracias por el comment
En estos días estaba pensando en lo perdido que estabas, tienes twitter?
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